Cuando la Historia y la Arqueología nos hablan de los monumentos megalíticos (megas = grande, litos = piedra) y ubican su aparición en la prehistoria, no es por casualidad.
Aunque la datación cronológica varía mucho de unas fuentes a otras, cabe apuntar que los monumentos megalíticos fueron construcciones hechas con grandes bloques de piedra apenas devastada, por los hombres prehistóricos que vivieron hacia el final del Neolítico (el periodo neolítico abarcó aproximadamente desde el año 6000 a.C. hasta el año 3000 a.C.) y durante el Calcolítico o Edad del Cobre (aprox. desde el 3000 a.C. hasta el 1500 a.C.). El motivo por el que las piedras usadas apenas sí estaban trabajadas es porque sencillamente no sabían aún cómo trabajarlas; apenas sí comenzaban a ser “hábiles artesanos” (en el sentido histórico del término), apareciendo las primeras manifestaciones “artísticas”: pinturas rupestres (primero muy esquemáticas, luego más elaboradas), esculturas muy rudimentarias, y monumentos arquitectónicos muy simples (piedras de gran volumen colocadas unas sobre otras).
En cuanto a su causa y su significado, son obviamente un misterio; se cree que se construían como homenaje a los dioses o como lugares de enterramiento, no faltando quienes apuntan a su uso como “observadores astronómicos”. Lo cierto es que han aparecido en muchas partes del mundo (desde “Stonehenge” en Inglaterra hasta la Isla de Pascua), y en todos se caracterizan por ser piedras muy grandes (megalitos) colocadas “hacia arriba”.
Suelen clasificarse los diferentes monumentos megalíticos en las siguientes categorías, por su tipología y formación:
1.- Menhir: Piedra clavada verticalmente en el suelo, formada por uno o varios bloques.
2.- Alineamiento: Fila de menhires.
3.- Dolmen: Dos o más piedras verticales que sostienen otra horizontal.
4.- Crómlech: Menhires y dólmenes en círculo. El más conocido es Stonehenge, situado en la llanura de Salísbury (suroeste de Inglaterra).
La Piedra de El Cantal respondería pues al tipo de “Menhir”, formación rocosa clavada verticalmente en el suelo, formada, en este caso, por al menos cinco piedras (tres principales y dos dorsales que actúan como cuñas).
Fdo.: José Ignacio González Ors.
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